Debe existir un equilibrio entre la velocidad de un motor y la energía que se necesita para su funcionamiento. La falta de este puede provocar un malgasto de energía, constantes reparaciones y elevados costes que se podrían evitar.
Es conveniente invertir en lo necesario para alcanzar la estabilidad óptima sin reducir el rendimiento.
Variadores de velocidad
Los accionamientos de velocidad variable (ASD) son una buena opción en la que invertir para controlar la velocidad en la que obra un motor. Según la necesidad, gestiona la velocidad de salida del motor de manera que se produce un ahorro significativo de energía gracias a estos aparatos.
Arrancadores suaves
Para conseguir la aceleración correcta, los motores de velocidad fija inician de forma excesivamente rápida. Para ello es necesario una tensión alta y esto provoca una sobrecarga de la red eléctrica, aumento de la temperatura… en resumen, un desgaste importante del motor.
No obstante, la utilización de un arrancador suave junto con el motor de corriente alterna (CA), ejerce un control de la tensión de arranque, y de esta forma cuidamos mucho más nuestro motor.
Limpieza y cuidado
Es importante valorar el entorno donde se encuentra el motor, evitar en la medida de lo posible situarlo en zonas con altas temperaturas y cerca de maquinaria que emita polvo o suciedad, al igual que crear un protocolo de limpieza y mantenimiento del motor.
Dedicar un poco de tiempo en llevar a acabo el protocolo es una forma de inversión asequible que puede ahorrar futuros imprevistos que provoquen estancias de inactividad del motor.
Conseguir una pieza reacondicionada proporcionada por un proveedor de confianza es una buena opción a valorar en caso de avería, pues obtener un equipo nuevo podría significar una gran inversión.
Por estas razones es tan importante un equilibrio entre la velocidad de un motor y la energía.
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